Imago Dei en un Mundo Fluido

 

Imago Dei en un Mundo Fluido

Hacia una Ética Teológica de la Identidad Sexual

Roberto Estrada

Resumen 📜

Este estudio explora la compleja y a menudo contenciosa relación entre la ética cristiana y la identidad de género en el siglo XXI. Frente a un paradigma cultural posmoderno que postula la fluidez radical y la autoconstrucción de la identidad, esta investigación articula una teología del género fundamentada en la doctrina bíblica de la Creación, específicamente en el concepto del Imago Dei (la imagen de Dios). Se argumenta que la diferenciación sexual, como se presenta en Génesis, no es una mera construcción social, sino una dimensión significativa del diseño creacional de Dios, destinada a reflejar la unidad y diversidad dentro de la Deidad y a servir como fundamento para el pacto familiar y la comunidad humana.

A través de un análisis exegético de textos clave y un diálogo crítico con teorías contemporáneas—incluyendo la teoría queer, el postestructuralismo y el transhumanismo—, este trabajo defiende la coherencia y relevancia de una visión bíblica. Lejos de ser opresiva, se postula que la antropología bíblica ofrece un marco de dignidad y propósito que trasciende las limitaciones del individualismo expresivo. Finalmente, se abordan las delicadas implicaciones pastorales, proponiendo un modelo de cuidado que equilibra la fidelidad a la verdad bíblica con una compasión radical hacia las personas que experimentan disforia de género o se identifican como LGBTQ+, afirmando la vocación de la Iglesia de ser un espacio de gracia, pertenencia y transformación para todos.

Palabras Clave: Identidad de Género, Ética Cristiana, Imago Dei, Teología del Cuerpo, Teoría Queer, Antropología Bíblica, Disforia de Género, Cuidado Pastoral.

Introducción 🌍

Pocas cuestiones definen con tanta agudeza la brecha entre la cosmovisión cristiana tradicional y el espíritu de la era posmoderna como el debate sobre el género y la identidad sexual. La afirmación "soy lo que siento que soy" se ha convertido en el axioma central del individualismo expresivo, un término acuñado por el sociólogo Robert Bellah y desarrollado por filósofos como Charles Taylor (2007). Esta perspectiva sostiene que la autenticidad se encuentra en la expresión externa de un yo interior soberano, liberado de normas externas, ya sean biológicas, sociales o divinas.

Para la ética cristiana, este paradigma presenta un desafío fundamental. No se trata simplemente de una cuestión de moralidad sexual, sino de una colisión entre dos antropologías radicalmente diferentes. ¿Es la identidad humana algo que se descubre dentro de un marco de propósito y diseño divino, o algo que se construye a través de la voluntad y el deseo individual? Esta pregunta resuena en los debates sobre el matrimonio, los roles de género y la identidad transgénero, y a menudo coloca a la Iglesia en una posición defensiva, percibida como arcaica y hostil.

Este estudio se propone superar esa postura reactiva. La tesis central es que la perspectiva bíblica sobre el género, arraigada en el Imago Dei, ofrece un marco más robusto, coherente y humanizador para la identidad sexual que las alternativas ofrecidas por la posmodernidad. Este marco no niega la complejidad de la experiencia humana—incluyendo la dolorosa realidad de la disforia de género—, sino que la sitúa dentro de una narrativa más amplia de Creación, Caída y Redención. Nuestra metodología será, por tanto, constructiva y apologética, buscando no solo analizar, sino edificar una ética del género que sea a la vez teológicamente fiel y pastoralmente compasiva.

I. Fundamentos Teológicos de la Identidad Sexual: El Imago Dei y la Diferenciación Creacional 🧬

La teología bíblica del género no comienza en debates sobre roles o prohibiciones, sino en la sublime declaración de Génesis 1:27: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (זָכָ֥ר וּנְקֵבָ֖ה בָּרָ֥א אֹתָֽם, zākār ūneqēḇāh bārā 'ōtām). Este pasaje es la piedra angular de nuestra antropología.

A. La Diferenciación Sexual como Parte del Diseño Divino

La creación de la humanidad como "varón y hembra" no es un detalle trivial. Es la única especificación binaria dada en el acto mismo de la creación a imagen de Dios. Teólogos como Karl Barth (1960) han argumentado que esta dualidad es fundamental para nuestra condición de seres relacionales. No fuimos creados como seres andróginos o solitarios, sino como seres cuya identidad se realiza en comunión con un "otro" complementario. Esta diferenciación es presentada como una bendición, una parte integral de la creación que Dios mismo declara "buena en gran manera" (Génesis 1:31). Por lo tanto, desde una perspectiva bíblica, el cuerpo sexuado no es una prisión de la que el "verdadero yo" debe escapar, sino un don divino y un medio a través del cual vivimos nuestra vocación como portadores de la imagen de Dios.

B. El Significado Teológico de la Complementariedad

El relato de Génesis 2 profundiza esta idea. La creación de la mujer a partir del hombre (Génesis 2:21-22) y la exclamación de Adán ("¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne!") subraya una igualdad ontológica fundamental y una complementariedad relacional. La mujer es descrita como una "ayuda idónea" (עֵ֖זֶר כְּנֶגְדּֽוֹ, 'ēzer kənegdōw), un término que, lejos de implicar inferioridad, denota una ayuda esencial y correspondiente, a menudo atribuida a Dios mismo en otras partes del Antiguo Testamento (ej. Salmo 121:2). Esta complementariedad, que culmina en la unión de "una sola carne" (Génesis 2:24), es el fundamento del pacto matrimonial y la base para la procreación y la familia.

Pregunta Apologética: ¿No es esta visión binaria y complementaria una simple construcción cultural del antiguo Israel, irrelevante para nuestra comprensión moderna del espectro de género?

Respuesta: Si bien toda teología se expresa a través de un lenguaje y un contexto cultural, la afirmación de Génesis trasciende la mera sociología.

  1. Anclaje Creacional: La narrativa sitúa esta diferenciación no en la cultura de Israel, sino en el acto creador de Dios para toda la humanidad, antes de la existencia de cualquier cultura específica. Jesús mismo apela a este orden creacional en su enseñanza sobre el matrimonio (Mateo 19:4-6), otorgándole una autoridad normativa y transcultural.
  2. Universalidad Biológica: Si bien existen raras condiciones intersexuales (trastornos del desarrollo sexual), la biología humana confirma abrumadoramente una dimorfismo sexual binario a nivel cromosómico, gonadal y anatómico, orientado a la reproducción. La teología bíblica ve esta realidad biológica no como un accidente evolutivo, sino como un vehículo de significado teológico.
  3. Distinción entre Esencia y Expresión: Una ética bíblica no niega la diversidad en la expresión del género (la masculinidad y la feminidad se manifiestan de formas culturalmente variadas). Lo que afirma es que esta diversidad de expresión encuentra su anclaje y propósito dentro de la realidad ontológica de ser creado varón o hembra.

II. La Realidad Caída: Fractura, Disforia y Confusión 💔

La armonía de la creación fue fracturada por la Caída (Génesis 3). Esta fractura afecta todas las dimensiones de la existencia humana, incluyendo nuestra identidad y sexualidad. La vergüenza, el conflicto y la alienación reemplazaron la comunión transparente del Edén.

En este contexto de un mundo "caído", podemos entender teológicamente la disforia de género—la profunda angustia causada por una incongruencia entre el sexo biológico de una persona y su identidad de género autopercibida. Una ética cristiana no debe desestimar esta angustia como una simple "elección" o un "pecado". Más bien, debe ser vista como una manifestación trágica de la fractura que afecta a la creación. Así como algunas personas nacen con condiciones físicas o predisposiciones psicológicas que causan sufrimiento, la disforia de género puede ser entendida como una condición doliente que surge de esta desalineación generalizada entre nuestro ser y el ideal de Dios. El objetivo pastoral, entonces, no es la condenación, sino la compasión y la búsqueda de la sanidad integral.

III. Diálogo Crítico con la Ética y Filosofía Contemporánea 🗣

La cosmovisión bíblica entra en diálogo directo (y a menudo en conflicto) con las teorías de género predominantes en la academia y la cultura occidental.

A. La Deconstrucción del Género: Judith Butler y la Teoría Queer

La filósofa postestructuralista Judith Butler (1990) es una figura central en la teoría de género contemporánea. Para Butler, tanto el sexo (biológico) como el género (social) son construcciones sociales performativas. No hay una identidad de género "interior" o "verdadera"; el género es simplemente algo que "hacemos" a través de actos, gestos y discursos repetidos. La heterosexualidad normativa es una "matriz" de poder que impone estas categorías para mantener el control. La teoría queer busca deconstruir y desestabilizar todas las categorías fijas de identidad (varón/mujer, heterosexual/homosexual) para liberar al individuo.

Respuesta Crítico-Teológica:

  • El Problema del Gnosticismo Corporal: La teoría de Butler crea un dualismo radical entre el "yo" y el "cuerpo". El cuerpo se convierte en un texto en blanco, maleable y sin significado intrínseco, sobre el cual la voluntad individual inscribe su identidad. Esto se asemeja a un gnosticismo moderno, donde el cuerpo material es visto como una prisión o un obstáculo para la autoexpresión del espíritu o la mente. La teología cristiana, en cambio, afirma una visión holística: Nuestro cuerpo es parte esencial de lo que somos, no un accesorio personalizable.
  • La Tiranía de la Autonomía: Al eliminar cualquier norma externa (biológica o divina), la teoría queer deja al individuo solo con la abrumadora y ansiosa tarea de autocrearse. Como argumenta Carl Trueman (2020), esto conduce a una "tiranía de la autenticidad" donde la identidad, al no tener anclaje, se vuelve frágil y debe ser constantemente afirmada por otros para existir, lo que genera una cultura de fragilidad y conflicto.

B. El Desafío del Transhumanismo

El transhumanismo lleva la idea de la autoconstrucción a su conclusión lógica y tecnológica. Si el cuerpo no tiene un significado intrínseco, entonces es simplemente una plataforma que puede y debe ser tecnológicamente mejorada, alterada o incluso trascendida. El género se convierte en una opción más en un menú de modificaciones corporales.

Respuesta Bioético-Teológica:

El transhumanismo representa el rechazo último del concepto de criatura. Es el intento humano de usurpar el rol de Creador. Una ética cristiana de la tecnología debe discernir entre el uso terapéutico de la tecnología para restaurar funciones (que es coherente con el mandato de sanar) y el uso de mejora radical que busca rehacer nuestra naturaleza fundamental (que es una expresión de hybris). La visión bíblica nos llama a aceptar los dones y los límites de nuestra condición de criaturas, encontrando la libertad no en la autodeificación, sino en la sumisión gozosa a nuestro Creador.

IV. Implicaciones Pastorales: Gracia, Verdad y Pertenencia 🙏

Una ética teológica del género que permanezca solo en el plano académico es insuficiente. Debe encarnarse en una praxis pastoral que refleje el carácter de Cristo.

A. Más Allá de la Polarización: Un Tercer Camino

La Iglesia a menudo ha oscilado entre dos polos:

  1. Condenación Legalista: Reduce a las personas a sus luchas o identificaciones, viéndolas como "pecados andantes" y creando un ambiente de juicio y exclusión.
  2. Capitulación Liberal: Adopta sin crítica las premisas de la cultura secular, revisando la teología para que se ajuste a la ideología de género contemporánea, perdiendo así su voz profética.

Un modelo pastoral bíblico debe trazar un tercer camino: el de gracia y verdad (Juan 1:14).

  • Verdad: Sostener con claridad y amor la enseñanza bíblica sobre la creación, el género y la sexualidad. No podemos amar a las personas mintiéndoles sobre el diseño de Dios para su florecimiento.
  • Gracia: Ofrecer una comunidad de pertenencia radical, compasión y apoyo a todas las personas, independientemente de su identidad o luchas. La identidad principal de cada persona que entra por las puertas de la iglesia no es "gay", "trans" o "hetero", sino "portador de la imagen de Dios amado por Cristo".

B. Un Ministerio de Acompañamiento y Discernimiento

Para las personas que experimentan disforia de género, la iglesia debe ofrecer:

  • Acompañamiento Compasivo: Escuchar sus historias, validar su dolor y caminar a su lado sin juicios fáciles.
  • Comunidad Segura: Proveer un espacio donde puedan ser honestos sobre sus luchas sin temor al rechazo.
  • Enfoque en la Identidad en Cristo: Ayudarles a encontrar su identidad más profunda y segura no en sus sentimientos de género, sino en su condición de hijos de Dios, redimidos y amados incondicionalmente.
  • Sabiduría en las Decisiones Médicas: Fomentar una extrema cautela con respecto a las intervenciones médicas irreversibles (hormonales y quirúrgicas), especialmente en menores, alentando un enfoque integral que aborde tanto la salud mental como la espiritual.

Conclusión

La conversación contemporánea sobre el género, aunque a menudo confusa y polarizante, ofrece a la Iglesia una oportunidad providencial para reafirmar y presentar la belleza de la antropología bíblica. Lejos de ser un conjunto de reglas opresivas, la visión bíblica del género como un don arraigado en el Imago Dei ofrece un ancla de identidad en un mar de fluidez. Proporciona una narrativa de propósito—que fuimos creados por y para un Dios amoroso—que contrasta fuertemente con la soledad de la autocreación posmoderna.

El desafío para la Iglesia del siglo XXI es doble: por un lado, resistir con valentía apologética las presiones culturales que buscan deconstruir el orden creado; por otro, extender con compasión cristo-céntrica los brazos a un mundo que sufre una profunda crisis de identidad. Al hacerlo, la Iglesia no actuará como un museo de ideas antiguas, sino como una embajada viviente del Reino de Dios, un lugar donde la verdad libera, la gracia sana y cada persona, varón y hembra, puede descubrir el gozo de ser verdaderamente quien Dios la creó para ser.


Referencias

Barth, K. (1960). Church Dogmatics, III/2: The Doctrine of Creation. T&T Clark.

Butler, J. (1990). Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. Routledge.

Taylor, C. (2007). A Secular Age. The Belknap Press of Harvard University Press.

Trueman, C. R. (2020). The Rise and Triumph of the Modern Self: Cultural Amnesia, Expressive Individualism, and the Road to Sexual Revolution. Crossway.

 

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